Día: 28 de noviembre de 2024

MARÍA RAQUEL LARA ROCHA AUTORA DE MAED Y SU VIAJE POR LA VIDA CON AMOR

ENTREVISTA EXCLUSIVA

PARTE II 

TRIBUNA NORESTE DE MÉXICO ¿Qué planes tiene para las siguientes entregas de la serie? ¿Qué temas explorará?

Para las siguientes entregas de la serie, tengo casi listos dos libros más. El segundo, aborda momentos de gran dolor para MAED, incluyendo secretos familiares revelados y las consecuencias del alcoholismo de su padre. La familia enfrenta dificultades económicas y tensiones, pero también muestra resiliencia y unidad al mudarse a la ciudad para mejorar sus condiciones de vida y logren la continuidad de la educación de sus hijos.

El tercer libro se centra en la vida en la ciudad y la lucha de los padres de MAED por comprar un terreno y construir un nuevo hogar. A pesar de los desafíos económicos y la enfermedad crónica del padre, la familia trabaja unida y enfrenta el bullying escolar. Con esfuerzo y apoyo mutuo, logran adquirir un sitio y donde mi padre construye nuestra casa, cuya resistencia fue puesta a prueba con el terremoto de 1960. MAED decide continuar sus estudios con una beca, prometiendo a su madre que la cuidaría hasta obtener su título profesional.

Revista ¡VIVE! ¿Cómo visualiza la evolución de los personajes a la largo de la serie?

La evolución de los personajes en el libro está marcada por el crecimiento personal y la maduración a través de las experiencias que enfrentan. MAED muestra un desarrollo emocional, espiritual y psicológico profundo, superando desafíos como el abuso sexual, la enfermedad de su padre y la pobreza, mientras mantiene su fe y deseo de superación. El padre de MAED lucha contra el alcoholismo y busca redimirse, aunque con dificultades. La madre es un pilar de fortaleza, a pesar del cansancio y la tristeza. Los hermanos de MAED también evolucionan, cada uno respondiendo de manera diferente a las dificultades familiares. Los temas principales incluyen el impacto del alcoholismo, la pobreza, la educación y la fe, reflejando la lucha constante por encontrar estabilidad y amor en medio de las adversidades.

Revista ¡VIVE! ¿Qué desafíos ha enfrentado al escribir sobre temas tan personales y cómo los ha superado?

Al escribir sobre temas personales, enfrentó varios desafíos:

La exposición personal, al compartir aspectos íntimos de mi la superé enfocándome en el impacto positivo que mis historias podrían tener en los lectores; revivir emociones dolorosas, por lo que abordé la escritura como una forma de catarsis y sanación, utilizando el proceso para procesar emociones y cerrar capítulos dolorosos; la privacidad de mi familia, que defendí cambiando sus y mostrándoles el manuscrito antes de publicarlo; el equilibrio entre honestidad y narrativa literaria, por lo que combiné elementos de ficción y realidad para crear una narrativa fiel a mi experiencia y adecuada al género literario; y la autoexigencia y perfeccionismo, que fui superando, al recordar que la escritura es un proceso y que las revisiones y la retroalimentación son esenciales para lograr el resultado deseado.

Revista ¡VIVE! ¿Cómo ha sido su experiencia de publicar su primer libro y compartir su historia con el mundo?

Publicar mi primer libro fue un proceso lento pero hermoso, que implicó explorar traumas ocultos y consultar a especialistas. Escribir y compartir historias personales fue terapéutico y desafiante, brindándome una sensación de liberación y conexión con los lectores. Aunque temía el juicio público, me enfocó en el impacto positivo que mi libro podría tener, como prevenir el alcoholismo y mejorar la vida de los niños en situaciones vulnerables. Si su libro logra estos cambios, sentirá que valió la pena exponerme.

Revista ¡VIVE! ¿Qué papel ha jugado la literatura en su vida y cómo le ha influenciado como persona y escritora?

La literatura ha sido fundamental en mi vida, permitiéndome ver el mundo desde nuevas perspectivas, desarrollar empatía y reflexionar sobre mis experiencias y emociones. He encontrado consuelo, inspiración y he desafiado mis creencias a través de la lectura. Como escritora, la literatura me ha servido de refugio y plataforma para procesar experiencias, compartir conocimientos y transmitir emociones. Libros como “Comer, rezar, amar” de Elizabeth Gilbert le han mostrado cómo la escritura puede ser una forma de sanar y encontrar significado en las experiencias vividas, impactando tanto a los lectores como al propio escritor.

Revista ¡VIVE! ¿Cuáles son sus autores favoritos y que obras le han inspirado?

Los autores favoritos y las obras que me han inspirado incluyen a Michelle Obama con Becoming(2018), por su relato desde la infancia hasta la vida adulta; Frank McCourt con Las cenizas de Ángela (1996), por su historia de infancia con un padre alcohólico y su superación personal; Jeannette Walls con El castillo de cristal (2005), que narra su tumultuosa infancia y su lucha por una vida estable; Mary Karr con Lit (2009), sobre su recuperación del alcoholismo a través de la fe y la escritura; Elizabeth Gilbert con Comer, rezar, amar (2006), por sus experiencias de sanación y autoconocimiento tras un divorcio. También ha leído otros autores que abordan el abuso sexual y su impacto.

Revista ¡VIVE! ¿Qué consejo les daría a otros escritores que desean compartir sus historias personales?

Para otros escritores que desean compartir sus historias personales, les recomiendo Ser auténticos, compartiendo tus experiencias con verdad y sinceridad, sin adornar los hechos; Proteger su espacio emocional, cuidando de sí mismos, durante el proceso, hablando con un terapeuta o confidente si es Pecesario; Reflexionar sobre el propósito, teniendo claro si es sanar, educar o inspirar, para centrar y dar forma a sus narrativas; Crear una conexión universal, encontrando elementos comunes como el amor, la pérdida y la superación que resuenen con una audiencia más amplia; Compartir lo que se sientan cómodos: No es necesario exponer todos los detalles íntimos si no te sientes preparado; Escuchar y aprender de los lectores, manteniendo una mente abierta para aprender de sus experiencias, sin sentirte obligados a responder a todas las críticas; Conectar y sanar, pues contar historias personales puede ser una manera poderosa de conectar con otros y brindar consuelo a quienes pasan por situaciones similares.

Revista ¡VIVE! ¿Cuál es su mayor sueño como escritora?

Mi mayor sueño como escritora es que mis escritos sean una fuente de inspiración, consuelo y sanación, ayudando a otros que han pasado por experiencias similares. También deseo enseñar a escribir libros basados en historias de vida real para la autosanación, especialmente a personas que han vivido situaciones traumáticas, como divorcios, violencia, viudez, soledad en la vejez o el síndrome del nido vacío. Su objetivo es que estas personas puedan sanar a través de la escritura y encaminarse hacia una vida plena, trabajando por sus metas y sueños.

Mi mayor sueño como escritora es que mis escritos sean una fuente de inspiración, consuelo y sanación. María Raquel Lara Rocha

Revista ¡VIVE! ¿Qué le gustaría que recuerden las personas de su libro?

Que el amor es la luz más luminosa y el mejor valor, para viajar por la vida, aún más, si a menudo, por enfermedad de alguno de tus seres queridos, tengas que transitar por valles de sombra.

Revista ¡VIVE! Si pudiera viajar en el tiempo ¿A qué momento de su infancia regresaría?

Si pudiera viajar en el tiempo, regresaría a momentos de paz y conexión familiar, como cuando alrededor del fogón, compartíamos planes e historias de amor de mis padres; cuando mi padre me cantaba canciones para consolarme por permanecer en cama después de un accidente; mostrándome su amor a pesar de sus desafíos; cuando recolectábamos frutos silvestres en el bosque con mi padre y hermanos, aprendiendo a interactuar con la naturaleza. Me encantaría revivir el momento en que mi padre me entregó una pequeña silla y mesa que me hizo para que hiciera mis tareas escolares; o al momento en que mi madre completó su educación básica y creó una hortaliza en mediería con su hermano, cumpliendo su sueño de avanzar en su educación y sostener a la familia económicamente. Estos recuerdos llenos de sencillez, amor y resiliencia, y representan la fortaleza que me ha acompañado durante mi vida.

La paz no es solo la ausencia de conflicto, sino la presencia de justicia, respeto, dignidad, igualdad y solidaridad para todos. Se construye en los pequeños gestos: una palabra amable, un abrazo sincero, un esfuerzo por escuchar y comprender al otro. María Raquel Lara Rocha

Revista ¡VIVE! ¿Cuál sería su mensaje al mundo, con respecto a la paz?

Que, en estos tiempos de desafíos, recordemos que la paz comienza en nuestros corazones y se extiende a nuestras acciones diarias. Cada uno de nosotros tiene el poder de contribuir a un mundo más armonioso y compasivo. La paz se nutre en la comprensión de nuestras diferencias y crece en los actos de empatía y amor hacia los demás.

Que hagamos un esfuerzo consciente por escuchar y comprender a los demás, resolver nuestras diferencias con diálogo y respeto, y sembrar semillas de amor y bondad en cada rincón del mundo. La paz no es solo la ausencia de conflicto, sino la presencia de justicia, respeto, dignidad, igualdad y solidaridad para todos. Se construye en los pequeños gestos: una palabra amable, un abrazo sincero, un esfuerzo por escuchar y comprender al otro.

Para encontrar la paz en el mundo, primero debemos encontrarla en nosotros mismos. Al curar nuestras heridas personales, transformamos el dolor en sabiduría y nos volvemos agentes de cambio en nuestras comunidades. La paz que soñamos es una realidad posible cuando nos unimos con compasión, respeto y la voluntad de construir un futuro mejor para todos.

Cada uno de nosotros tiene la capacidad de ser un puente hacia la paz. Escuchemos, aprendamos y actuemos con amor y empatía. Juntos podemos crear un mundo donde la paz sea la norma y no la excepción, donde cada persona sea valorada y respetada, y donde la esperanza y la alegría florezcan en cada comunidad. Que la paz sea nuestra guía y nuestra meta.

Con esperanza y determinación, María Raquel Lara Rocha

ENTREVISTA EXCLUSIVA REALIZADA POR EQUIPO DE PERIODISMO DE TRIBUNA NORESTE DE MÉXICO. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. FOTOGRAFÍAS, CORTESÍA DE LA ENTREVISTADA. PROHÍBIDO COPIAR TOTAL O PARCIALMENTE ESTE O CUALQUIER OTRO CONTENIDO, SIN EL PERMISO POR ESCRITO DEL EDITOR. 

REVOLUCIÓN ¡HECHA EN MÉXICO!

LA REVOLUCIÓN MEXICANA, UN RENOVADOR GRITO DE ESPERANZA

Por: Claudia Heredia González 

Hace más de un siglo, México se sumió en el rugido ensordecedor de la Revolución, un cataclismo social que no fue sólo el clamor de unos cuantos, sino el grito de millones de hombres y mujeres cuyas vidas estaban tejidas con hilos de dolor, hambre y sueños rotos.

La Revolución Mexicana no nació de la nada, ni de una sola chispa: su génesis fue una larga agonía, un proceso acumulativo de injusticia y desigualdad que se había ido incubando por siglos, bajo el peso de una elite que, en su ostentación, arrastraba a la nación entera hacia el abismo de la miseria.

En aquellos años de principios del siglo XX, México era un país donde la opulencia de unos pocos se alzaba sobre las ruinas de la mayoría. Mientras los grandes terratenientes y la clase política disfrutaban de lujos infinitos, millones de campesinos sobrevivían en condiciones infrahumanas.

El campo mexicano, ese vasto territorio lleno de historia, de tradiciones y de lucha, era explotado hasta sus últimos resquicios. Las tierras, que una vez fueron el corazón de los pueblos originarios, habían caído en manos de un puñado de poderosos que las utilizaban como un bien personal, despojando a los campesinos de todo derecho, incluso del derecho a su propio sustento.

Eran tiempos de férreo control, donde la dictadura de Porfirio Díaz se alzaba como una torre de marfil, una estructura implacable que impuso la paz mediante el silenciar de las voces disidentes. Pero esa paz era ficticia, como lo es siempre la calma que se edifica sobre las ruinas de la libertad. Los hombres y mujeres de los campos no querían más órdenes ni sumisión; ansiaban justicia, equidad, y la simple posibilidad de vivir con dignidad.

Así comenzó la lucha, como una chispa que se esparcía en las tierras secas de las haciendas, como un viento fresco que soplaba en la cara de un pueblo que había aprendido a sufrir.

La Revolución Mexicana, entonces, fue el resultado de siglos de acumulación de agravios: de la falta de tierra, de la explotación sin piedad, del despojo de las culturas ancestrales, del hambre en las entrañas de los pueblos, del abuso de poder, y de la desmesura de la riqueza concentrada en manos de unos pocos. Fue, en el fondo, un levantamiento de los olvidados, de los invisibles, de aquellos cuyos rostros nunca salían en las páginas de la historia, pero que fueron los verdaderos artífices del cambio.

La lucha armada fue violenta, cruda, teñida de sangre. Las huellas de esa guerra son un fiel recordatorio de que la libertad no es gratuita, que se conquista con sacrificio y dolor. Los zapatistas en el sur, los villistas en el norte, los caudillos y los soldados, fueron todos piezas de un rompecabezas complicado, donde los ideales, las traiciones, las alianzas y las luchas internas tejieron una historia que no siempre fue coherente, pero que sí fue revolucionaria.

El Zapatismo, con su lema de “Tierra y libertad”, aún resuena como un eco profundo en las montañas de Morelos, mientras que las huestes de Villa, con su arrolladora personalidad, dejaron su impronta en la historia popular del país. El levantamiento de los campesinos, la clase más oprimida, y de los trabajadores que se unieron a su causa, cambió el curso de la historia.

La Revolución dejó un legado que, aunque incompleto, marcó el comienzo de una nueva era para la política mexicana: la Reforma Agraria, los derechos laborales, la educación pública, la creación de un Estado más consciente de las necesidades del pueblo.

Sin embargo, desde nuestra perspectiva actual, es imposible no hacer una reflexión crítica sobre los logros de aquella gesta histórica. La Revolución Mexicana, en su lucha por la justicia social, dejó claro que el poder no es fácil de arrebatar, y mucho menos de distribuir equitativamente.

Aunque la Revolución logró algunas reformas, la profunda inequidad que la originó no ha sido completamente erradicada. Los campesinos que lucharon por la tierra a menudo se han encontrado con promesas rotas y una concentración de riqueza que persiste, aunque con nuevas formas.

La democracia, nacida entre las balas y las trincheras, no alcanzó a cumplir del todo con el ideal de justicia social que impulsó a los revolucionarios. Hoy, México sigue siendo un país de contrastes, donde la pobreza extrema y las llagas de la desigualdad siguen siendo una realidad cotidiana. En cada rincón del país, se escuchan los ecos de la Revolución, pero también se siente el peso de lo que falta por hacer.

La lucha por la tierra y la libertad continúa, aunque ahora se libra en otros frentes: la educación, la salud, los derechos humanos, y una economía que, a pesar de las promesas de cambio, sigue estando profundamente desigual.

La Revolución Mexicana fue un canto de esperanza, pero también un recordatorio de que la libertad, el bienestar y la justicia son conceptos que deben ser conquistados y defendidos constantemente. Las generaciones que la vivieron, y las que vinieron después, pagaron un alto precio por la semilla de cambio que plantaron. Pero, como toda semilla, su verdadero florecimiento está aún por llegar.

Hoy, al recordar aquella lucha de antaño, es imposible no mirar el futuro con una mezcla de respeto y crítica. La Revolución no terminó en 1917, ni en 1920, ni en 1930. La Revolución sigue viva, porque sigue siendo una lucha diaria por la justicia.

La Cuarta Transformación, con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y ahora con la nueva Presidenta Claudia Sheinbaum han abrazado con fervor esos postulados humanistas de la Revolución Mexicana para que se cumplan a cabalidad y no dejemos de soñar por un México más justo.

* Claudia Heredia, es Directora General de la Revista ¡Vive! y CEO de Tribuna Noreste de México. Ha sido activista por más de 18 años. Abogada, Ex Catedrática universitaria de la UANL, Escritora, y Columnista en varios diarios del país. Ex Candidata a Diputada Federal por la II Circunscripción Nacional.