Por: Dra. Claudia Heredia González
Esta semana se ha conmemorado el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de mama, y muchos edificios se han pintado precisamente de ese color, el rosa. ¿Pero qué esperan los pacientes que se encuentran en una cama de hospital y sus respectivas familias? ¿Paredes o manos amigas?
Le atinó ¡tómbola! ¡Voluntad y valores, también recursos! recursos especialmente de quienes los ejercen, no digo para los tratamientos, que se entiende que para eso existe una cobertura universal en apoyo a una enferma (o) de cáncer, sino para todo lo demás que implica el proceso de lucha, desde sus largas estancias en ciudades a donde tienen que trasladarse, gastos de transporte, alimentación y sostenimiento mientras la familia, se enfocan a luchar junto con ella, a salvar su vida. Eso solo por poner un ejemplo. ¿Lo habían pensado, por un momento estimados lectores?
Definitivo, no todo es color de rosa, mucho menos en un proceso de intervención por cáncer de mama o de cualquier otro tipo de cáncer, por eso se requiere mucho más que paredes pintadas de rosa, o caminatas, o vestirse todos de rosa, lo que en realidad se requiere es v o l u n t a d de hacer las cosas porque la vida de una persona, no es ningún juego, mucho menos un deporte. La vida es un derecho humano, y así debe ser enfocado, en la agenda pública y social. Destinándole todo lo que sea necesario, para ayudar para apoyar a una enferma (o) cuyo dolor no solo es por las radiaciones, sino también por la indiferencia e insensibilidad, no una sino bastantes veces.
Sé que esto puede incomodar a muchos, pero a decir en esta «tribuna del pensamiento», si no lo decimos nosotros, entonces ¿quién más lo hará oiga? Y si no es ahora, ¿entonces, cuándo? Las estadísticas son duras, pero la realidad que viven quienes atraviesan un cáncer lo son aún más, ¡definitivamente debemos provocar cambios!
Y hablando de cambios, otro cambio importante sin duda es la reforma judicial, que por cierto tocante al sensible y delicado tema de la justicia, que en México ha sido aprobada de manera avasalladora, por una mayoría en las cámaras del Congreso Federal, como en las cámaras de la mayoría de los Estados de la República. Es una realidad en el ámbito jurídico constitucional. «No hay marcha atrás», lo han sostenido sus más férreos impulsores.
Una reforma que ha traído mucha polémica a nivel nacional, dividiendo no solo la opinión, sino al país ante este asunto de tal envergadura, donde la inmensa mayoría de la población desconoce el sentido y el rumbo que habrá de tomar el hecho de hacer justicia, por lo que la confrontación y el debate, se ha enfrascado únicamente entre los integrantes de los grupos de poder: los defensores o el oficialismo, y los detractores, o la oposición.
Pero ¿usted ciudadano de a pie, sabe realmente los alcances de este cambio? al que por cierto, se ha levantado “bandera negra” en medio de la controversia, para hacer ver que la justicia no es cuestión de azar, como lo veíamos el sábado 12 de octubre, en San Lázaro, al estilo de la lotería, según sus principales detractores.
Particularmente a la que escribe, aclaro sin ser partidaria de ninguno u otro frente de intereses, de manera estrictamente personal y de juicio propio nos parece un contrasentido, atendiendo la naturaleza misma del acto de hacer justicia, donde se requiere más que voluntad popular, conocimiento, experiencia, trayectoria y seriedad que respalde al juzgador o magistrado, así como oficio probado en estos menesteres. Es decir gente con carrera, no improvisados que de pronto puedan resultar beneficiados por el voto popular, por contar con la simpatía de las mayorías.
Como mujer de leyes, concibo los cambios, como una constante, al ritmo de la sociedad siempre cambiante, por ende los cambios tanto como necesarios, incluido el ámbito jurídico y de las normas, pero particularmente, considero no la más sana de las «avenidas para transitarlo», provocando un cambio que hace al poder confrontarse así mismo, recordando que el poder es uno solo, que para su ejercicio y buen funcionamiento «se divide», apelando a la unidad nacional, a la concordia y el futuro de desafíos, por lo que el poder de poderes, ejerciendo todo su peso, que muestra de sobra como el poder jamás se llevaría con el derecho, porque evidentemente, este último ámbito lo llevará de perder, por antonomasia. Esa es la reflexión.
Por eso es de admirarse la valentía y el valor marino de la jueza Nancy Juárez Salas, Jueza de Distrito en Veracruz, que ordenó suspensión definitiva, ordenando mandar eliminar la publicación en el Diario Oficial de la Federación, el pasado jueves 17 de octubre, donde dicho sea de paso, se conmemoró el día de voto femenino.
La realidad de las cosas, es que lo que menos merecemos, mucho menos deseamos las y los mexicanos, en tiempos de guerra, como los que estamos viviendo en el mundo, es más guerra y confrontaciones, luchas enconadas donde el papel de la mujer queda “mal parado”, si pensamos en términos de que esta “bandera negra” es ahora entre mujeres, por un lado las del poder judicial haciendo frente defensivo, y por el otro las del poder ejecutivo y legislativo, que hacen frente ofensivo ¡si como en los deportes! en cuanto al asunto en comento ¿histórico verdad?
Bien, veremos en qué termina todo esto, por lo pronto, la titular del Ejecutivo Federal la Dra. Claudia Sheinbaum, dijo no acatará la orden, y denunciará a la juzgadora ante el Consejo de la Judicatura Federal, para sentar un precedente, sobre lo que ha calificado como un exceso de atribuciones. Expresando que la reforma al Poder Judicial va, ni un juez, ni una jueza, ni ocho ministros pueden frenar la voluntad del pueblo de México. Pero estimado lector y lectora a todo esto ¿Usted qué opina? ¡Para eso es la Tribuna!
* La Dra. Claudia Heredia, es abogada, activista pro derechos humanos y la educación en México, embajadora cultural y de la paz. Impulsora de Vive Fuerte, Vive Rosa 2024.